El padre Rafael Savoia, misionero comboniano del norte de Italia, es sinónimo de historia viva, de compromiso sin pausa y de una vida tejida entre los rostros, las luchas y las esperanzas de los pueblos afrodescendientes de América Latina. Lleva más de cinco décadas en el corazón del continente, el pueblo ecuatoriano todavía lo busca en Bogotá y donde pueda encontrarlo. Fue en el país vecino donde hizo lo más profundo de su carrera.
La Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), sede Esmeraldas, lo reconoció recientemente como Doctor Honoris Causa. Es un homenaje más que merecido: acompañó, defendió y caminó junto a sus comunidades afro como un hermano más.
Rafael Savoia llegó a Ecuador en los años 60, específicamente a Esmeraldas, la población más importante en las selvas de su costa norte. Hoy reside en Bogotá y todavía alza la voz por la dignidad, el derecho a la identidad y la justicia social. Fue uno de los grandes impulsores de la Pastoral Afro, una realidad eclesial nacida no en los escritorios, sino desde la vida misma, desde la convivencia con las comunidades negras. Entre ellas pensó, soñó, luchó y tejió una Pastoral con rostro propio, una teología negra que le puso cuerpo y alma a la resistencia y la espiritualidad de los afrodescendientes.
Su compromiso va más allá de lo pastoral y el acompañamiento espiritual. Él es, literalmente, una biblioteca andante. Conoce la historia, la cultura, los mitos, los cantos y las luchas de muchísimos pueblos afro de América y el Caribe. Es un sabio humilde, de esos que no necesitan títulos para que uno sepa que está frente a alguien que ha vivido mucho, ha escuchado mucho más, y lo ha atesorado todo para compartirlo con las lideranzas que más lo necesitan.
Recorrió de forma minuciosa los territorios afro de toda América Latina para entrevistar líderes y lideresas y comprarles sus libros. Su conocimiento y los frutos de sus andanzas son un acervo esencial para preservar la memoria de nuestros pueblos y evitar que se le borre o se silencie.
Ese esfuerzo continental de documentación se tradujo en obras que hoy son referencia obligada para quienes estudian la historia, la espiritualidad y la resistencia afroamericana.
Entre sus obras destacan
El Negro en la historia, un análisis profundo de las raíces y aportes de las comunidades afrodescendientes que coordinó por grupos e países y después consolidó en América Latina.
Presencia Comboniana entre los Afroamericanos, que recoge 40 años de trabajo misionero de su congregación con los pueblos afro.
Historia de la Pastoral Afroamericana en la Iglesia, una obra esencial para comprender cómo se tejió, desde abajo, una propuesta pastoral con identidad propia.
Savoia también impulsó Katanga Revista de Teología Afrolatinoamericana; abierta al público desde sus inicio, expuso los avances en la reflexión eclesial desde diferentes formas de ver y vivir los territorios afro.
Su influencia es profunda en Colombia, donde ayudó a fortalecer la Pastoral Afrocolombiana y a fundar el Centro Afrocolombiano de Espiritualidad y Desarrollo Integral (CAEDI). O, como a él le gusta llamarlo, el Centro afro de Bogotá. Es un espacio de formación, encuentro y difusión de la cultura y la herencia africana en todos sus matices. Desde ahí impulsó la creación de una base de datos virtual con materiales educativos y culturales afro, Un recurso así de valioso para educadores, activistas y comunidades, debe reconocerse y preservarse, asegurar que cumpla su función a favor de los liderazgos afrodescendientes.
Lo más hermoso de todo es que, para Savoia, ser misionero no significa enseñar desde arriba, sino compartir desde el mismo suelo. Su manera de evangelizar se aleja de esquemas colonialistas y se convierte en ejercicio de escucha, diálogo y aprendizaje mutuo. La Pastoral Afro que él ayudó a soñar y construir, es un referente para Esmeraldas, Imbabura, Carchi y Guayas, en Ecuador. Se une al trabajo de su congregación para darnos un modelo de crecimiento pastoral profundamente eclesial y crucial para la Patria Grande.
Hoy tiene 82 años bien vividos. Rafael Savoia, sacerdote misionero comboniano, recibió un título honorífico; apenas uno de los que el cariño, el respeto y el reconocimiento de generaciones enteras le entregarían con generosidad. Porque la sabiduría que hay en él es memoria, corazón y fe encarnada en la vida de los pueblos que quiso conocer, homenajear y preservar.
Germán Fernando Angulo Asprilla
Este artículo se escribió con ayuda de IA.
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