Ubuntu: La espiritualidad afro para una Iglesia profética

Se celebró, del 18 al 21 de septiembre en Cartagena de Indias y Negras, el XXI Encuentro de Pastoral Afro de Colombia (EPA nacional). Cartagena es, por supuesto, un lugar emblemático para el pueblo afrocolombiano; sus antepasados esclavizados entraron por aquí y por millones a Suramérica. Pero no nos quedamos en el clamor y el dolor, recuperamos la memoria de la resistencia contra este crimen de lesa humanidad. Recordamos la rebelión de los pueblos africanos, el cimarronaje, los palenques, a santos como San Pedro Claver y otros.

El tema que reunió a agentes de diversas diócesis colombianas con Pastoral Afro fue: Ubuntu: espiritualidad afro para una Iglesia profética. Los EPAs son momentos de reflexión, celebración y memoria del camino recorrido. La memoria fue un tema central en las conferencias. La primera recordó la historia del pueblo afro en Cartagena, luego el ekobio Neil Alfonso Quejada Mena, delegado de la Pastoral Afro en Apartadó, repasó el trayecto desde los primeros encuentros y mostró que nuestro proceso es de incidencia eclesial, teológica y política.

No hay profecía sin memoria. Para ser proféticos se necesita recordar que no estamos hechos para el desarraigo, sino para la trascendencia. La espiritualidad del pueblo negro se liga de forma profunda a la ancestralidad; recordar a quienes han contribuido al proceso es una forma de practicar la comunión de los santos y hacer realidad el sueño de nuestros ancestros. Trajimos a la memoria a quienes fueron profetas en su época, como mons. Gerardo Valencia Cano, uno de los pioneros de la Pastoral Afro, o a los cimarrones de San Basilio de Palenque, uno de los lugares que visitamos.

Mons. Francisco Javier Múnera Correa, arzobispo de Cartagena y presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana, estuvo presente en el encuentro. El soñó con una Iglesia donde lo negro no fuera visto como algo malo, sino como sujeto auténtico y protagonista de la espiritualidad. Los obispos de Popayán y Soacha también estuvieron, entre más de 270 participantes, 27 sacerdotes, religiosas, jóvenes y personas mayores.

Soñar, para el pueblo negro, es vital y da esperanza. La gente negra siempre ha sido tejedora de sueños. Nuestros ancestros soñaron con una sociedad distinta para las personas negras, también con una Iglesia diferente con rostro propio. Nos lo recordó el p. Neil Alfonso Quejada Mena: aunque en el pasado la cultura negra no tuviera lugar en la Iglesia y antes se adorara a  Dios solo con la mente y no con el cuerpo, hoy hemos avanzado. La Pastoral Afro ha logrado que el pueblo y la cultura negra sean sujetos teológicos en la Iglesia colombiana. El cuerpo negro se vive, en las celebraciones eucarísticas afro, como un espacio de espiritualidad; las culturas negras se presentan en ellas como ámbitos de mística. La ordenación episcopal del primer obispo negro de Colombia, mons. Wiston Mosquera Moreno, con varias expresiones afro, es un paso adelante en la renovación y la purificación de la Iglesia después del Concilio Vaticano II. El ahora obispo de Quibdó mandó un saludo contundente vía internet.

La Pastoral Afro celebra, baila y canta; pero todo esto manifiesta algo más profundo: la vida en Dios. La experimentamos en los diferentes espacios de celebración del EPA, donde nos encontramos con una fe que se expresa a través del cuerpo, la danza, el gozo, la memoria, la ancestralidad, el camino y la historia. Una caminada que escribimos y soñamos en el presente. El p. Venanzio Mwangi Munyiri, superior regional de los Misioneros de la Consolata, reflexionó sobre la Iglesia que sueña el pueblo negro. Nos mostró las imágenes tradicionales de la Iglesia con herencia medieval, en la Biblia y en el Magisterio. El p. Munyiri se inspiró en la “Querida Amazonía” del papa Francisco y destacó el ideal de una Iglesia horizontal con rostro propio. Ese rostro es negro, joven y de mujer, entre otras. La Pastoral Afro sueña, y es de suprema importancia, con una Iglesia que valore el pasado cristiano del continente africano y sus gentes para regresar a las raíces de nuestros ancestros. Será también una Iglesia que no se avergüence de anunciar a Jesucristo encarnado en el pueblo negro.

El p. Elías Dominick Libanda, delegado de Pastoral Afro de Cali, recordó la ética originaria de Sudáfrica, Ubuntu. Una persona solo existe como tal a través de otras y su comunión con la comunidad, es decir, “yo soy porque nosotros somos”.

Soñar una Iglesia con rostro negro también nos cuestiona sobre el papel de las mujeres negras en la pastoral. La abogada Mariela Milanés nos habló de los desafíos de incluirlas en los espacios de participación y toma de decisiones; incluso, por supuesto, los eclesiales. Nuestras mayoras desempeñan roles fundamentales en la cultura afrocolombiana hace mucho, y esto debe reflejarse en la Iglesia. La pregunta sobre cómo cuidamos a las mujeres y cuáles espacios les destinamos en la pastoral resonó en las personas presentes. Un participante resaltó la necesidad de abrir espacios pastorales afro para la población LGBTIQ+, un tema todavía por descubrir y caminar.

Este EPA fue, entre risas, alegrías y reencuentros, un momento para recordar lo vivido y seguir tejiendo juntos. La Iglesia que soñamos no es la Iglesia que tenemos, pero, igual la Iglesia celestial se manifiesta de alguna manera en la Iglesia terrenal. La Iglesia que sueña el pueblo afro también está presente, aunque latente, en la iglesia actual. Junto a pastores, hermanas, hermanos, mayores y mayoras, sabedoras y sabedores, nos comprometemos a construirla, de modo que los pueblos negros sean cada vez más sujetos de espiritualidad, Jesús sea el centro de la evangelización y la cultura sea lugar de encuentro con Él.

La delegación de Pastoral Afro Cali frente del monumento de Benkos Biohó en San Basilio de Palenque.

Este artículo fue publicado por primera vez en el no. 287 del Año XXXIV de La Voz Católica. En este enlace puede consultarlo en la forma impresa del periódico de la Arquidiócesis de Cali.

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