Ñakati quiere decir “tiempos” en suajili, una de las lenguas que más se habla en el oriente de África. La Pastoral Afro de la Arquidiócesis de Cali escogió esta palabra como título para su Almanaque Afro, que va del 21 de mayo de este año al 20 de mayo del siguiente. Busca romper con la forma tradicional, colonial de ver el tiempo. Gira alrededor del Día de la Afrocolombianidad y las fechas que celebra tienen todas que ver con el mundo afrodescendiente y africano. Es una herramienta pedagógica que puede usarse todos los días; enseña desde sus imágenes vistosas y sus datos breves.
Su última edición, la sexta, la dedica a los atuendos, como expresión de espiritualidad, identidad y belleza. Cualquier persona que asiste a una Eucaristía afro nota que los sacerdotes llevan prendas con colores vivos, motivos naturales y formas contundentes. Las agentes de Pastoral llevan turbantes, sus vestidos recuerdan alegría y movimiento, de acuerdo a la música que se entona con instrumentos propios. Ocurre en toda América Latina, ahí donde el pueblo negro reconoce el valor de su cultura y la comparte con quien quiere escuchar el Evangelio.
La historia de las prendas afro es una de resurrección, como lo celebramos en la Pascua de nuestro Señor. Siglos de esclavización tacharon la espiritualidad heredada de África como superstición, ignorancia o brujería. Miles de luchas en todo el territorio americano ayudaron a que la Iglesia universal abriera la puerta a las culturas y reconociera la presencia del Espíritu Santo en el renacimiento de las expresiones afro. La esposa de Moisés, el profeta Sofonías, el cirineo que llevó la cruz de Jesús y tantos otros africanos estaban ocultos en la Biblia. Ahora podemos verlos y recordar que, igual que en América, su forma de vestir era diferente a la de otros israelitas y sus países vecinos. Las conferencias episcopales latinoamericanas reconocieron de forma gradual los aportes de sacerdotes, religiosas, teólogos afro y tantos fieles. Fueron muchos líderes, civiles y eclesiales, los que aportaron para que pudiera verse con alegría los colores y atuendos propios en eucaristías, universidades y eventos importantes. Pero también es bueno recordar las formas cotidianas de vestir que el pueblo negro escoge para sí. Su cabello, sus turbantes y kofías, su bisutería y tantas otras formas que crea para autoidentificarse junto a sus prendas, tienen cada uno una historia que vale la pena conocer. La Pastoral Afro lo que hace es apenas dar indicios de un vasto mar de desarrollos culturales que justifican ciertos diseños en las telas, el tamaño de los collares o la alegre seriedad de una prenda masculina. El tamaño y la forma de los sombreros dan pistas sobre las formas de trabajar de hombres y mujeres en los climas cálidos. Todos generan oportunidades de negocio y prosperidad para quienes los elaboran, en especial mujeres afro. Muchas de ellas participan en las actividades de la Arquidiócesis y se ganan a diario su lugar en la sociedad.
La bisutería especial y los atuendos enteramente blancos son prácticas de las religiones de matriz africana y merecen tanto respeto como cualquier otra práctica religiosa. Los pueblos afro del continente analizaron, en el XIV Encuentro de Pastoral Afroamericana y Caribeña en Cali, en 2018, las prácticas católicas propias. Todavía algunos las ven con sospecha, mientras las prácticas europeas se ven como “normales”. Queda mucho que hacer para que nuestras naciones asuman su propia historia, reconozcan la multitud de aportes de los pueblos negros y se alegren de tener sus extensas familias en barrios y parroquias.
El papa Francisco q.e.p.d. dio el paso que faltaba en Colombia al nombrar a mons. Wiston Mosquera obispo de Quibdó. Éste último, cuando era sacerdote de nuestra Arquidiócesis, vistió los atuendos afro y alentó a las señoras del grupo de Pastoral de su parroquia a llevar las prendas propias con orgullo. El papa, también, con Laudato Sí, relacionó la estética con el cuidado del medio ambiente (n. 58, 199, 215). Las telas afro lo que hacen es precisamente celebrar la naturaleza. En Querida amazonia alentó también la contemplación de lo natural, un acto que está en la raíz profunda de estos diseños para textiles y turbantes. Su uso exalta la relación con las selvas del Pacífico y otros territorios afro, que padecen las mismas problemáticas de las amazónicas y merecen una red de apoyo como las de REPAM, REMAM y REGCHAG. Es de anhelar que el nuevo papa empuje la nave de la Iglesia hacia el gran trabajo conjunto y la superación de todas las formas de discriminación.
La Pastoral Afro celebra el próximo 20 de mayo en la noche el “Año Nuevo Afro”, la llegada del Día de la Afrocolombianidad y todo lo que implica. Lo hacemos con una cena ancestral: preparamos juntos, como familia arquidiocesana, un plato propio de nuestra gastronomía. Aprendemos los motivos para usar sus ingredientes y los secretos que lo hacen tan sabroso. Reflexionamos con los santos afro y africanos, celebramos estar juntos y listos para reconocer lo mucho que el Señor nos ha dado. Es un espacio abierto, invita a quien quiera cocinar, aprender y celebrar, para adelantar las luchas del pueblo de aquí hasta el próximo mayo.
Este artículo fue publicado por primera vez en el no. 293 del Año XXXIV de La Voz Católica. En este enlace puede consultarlo en la forma impresa del periódico de la Arquidiócesis de Cali.
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