Hatajo de negritos cerca a El Carmen

Unesco reconoce dos danzas afroperuanas como Patrimonio Intangible de la Humanidad

Imagen resaltada arriba: hatajo de negritos cerca a El Carmen. Fotograma del video de Eve Ma.

La Unesco declaró este jueves como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a las danzas tradicionales Hatajo de Negritos y Las Pallitas, que se escenifican en Navidad en la provincia de Chincha, en la región de Ica al sur del Perú.

La medida fue adoptada el 12 de este mes por el Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, que se reunió en Bogotá del 9 al 14 de diciembre.

Cae como anillo al dedo, ya que los bailes se realizan en la región de Ica el día de Navidad. Ricardo Coronado, representante de la danza Hatajo de Negritos, indicó que el reconocimiento “sirve como medio para revalorar nuestro folclor y dar a conocer los aportes de la cultura afroperuana”.

“Tengo 25 años danzando y es verdaderamente un orgullo que hoy día a nivel mundial se reconozca esta herencia maravillosa de cada uno de nuestros ancestros”, indicó Lucía Ballumbrosio, perteneciente a una familia de El Carmen, población afroperuana por excelencia.

Los bailarines del Hatajo de Negritos van de casa en casa durante la Navidad, cantando y tocando mientras bailan a un ritmo vivo, el zapateo; la celebración la preside un violinista. Aunque el baile es un elogio del niño Jesús, existen numerosas referencias a la esclavitud. Las mujeres, por su parte, se reúnen uniformadas cerca al templo y danzan con un ritmo similar, pero donde predomina más la guitarra. Es lo que se conoce como Las Pallitas.

Quienes bailan aseguran que no están allí para presumir ante los turistas, sino para honrar al bebé Jesús y a la Virgen María. Sus grupos ensayan con meses de anticipación frente a un altar en la casa de quien patrocina el grupo. Cuando ensayan de forma individual, lo hacen frente un muñeco que representa al niño Jesús.

Durante la época colonial, las poblaciones africanas esclavizadas fueron traídas a Perú para trabajar en los campos agrícolas a lo largo de la costa del país. Aunque la esclavitud en el Perú fue abolida de forma legal en 1854 (11 años antes que en los Estados Unidos), no fue hasta la década de los 50 que los afroperuanos comenzaron a conservar y reafirmar su rica identidad cultural con la creación de colectivos y organizaciones de apoyo1.

La tradición centenaria se mantiene principalmente en las ciudades de la costa sur del Perú; se ha extinguido en ciudades grandes como Lima, pero en la provincia de Chincha y, en cierta medida, en la vecina provincia de Cañete, se está fortaleciendo.

Los afroperuanos no son los únicos en celebrar de esta manera, también lo hacen los indígenas de la misma región; los llaman “bailes negros”. Le han hecho sus aportes en especial en la música.

Fuentes confiables dicen que los esclavistas españoles, al ver que el baile era importante para los negros, lo promovieron como una forma de convertirlos al catolicismo6.

La Unesco en Bogotá también reconoció el Complejo Cultural de Bumba-meu-boi de Maranhão, Brasil (incluye video), la Música y la Danza de la Bachata Dominicana, el “gnawa” de Marruecos, la representación teatral “Kwagh-hir” de Nigeria, la epifanía ortodoxa de Etiopía, la práctica musical de La Morna en Cabo Verde, y la fabricación artesanal de cerámica de estilo talaverano en España y México además de otras 28 prácticas culturales de todo el mundo5.

Discriminación

El 4 de junio se declaró como el Día Nacional de la Cultura Afroperuana desde 2006 y se promueve todo el mes como el de la Cultura Afroperuana. El día se escogió en honor al cumpleaños del reconocido escritor, poeta y músico afroperuano Nicomedes Santa Cruz. Varias ciudades y poblaciones celebran con luces y colores, los sonidos del zapateo y el cajón, mientras se prueban platos afroperuanos y se presentan grupos como Esencia Negra y Cosa Nuestra.

La presentación de las danzas navideñas hace parte de la misma tendencia. En noviembre de 2009, Perú se convirtió en el primer país latinoamericano en pedir disculpas a sus ciudadanos afrodescendientes por una historia de opresión. “Extendemos una disculpa histórica a los afroperuanos por el abuso, la exclusión y la discriminación perpetrados contra ellos desde la era colonial hasta el presente”, expresó el gobierno de Alan García.

La administración de Ollanta Humala, en 2011, estableció el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, y  comenzó a abordar de forma explícita la difícil situación de los afroperuanos. El mismo año, en junio, nombró a la famosa cantante Susana Baca como ministra de cultura, la primera afroperuana en ese nivel. También existen 2 museos afro, uno en el centro histórico de Lima y otro en Zaña, más al norte.

Pero la disculpa histórica no mencionó la esclavitud y Baca solo duró cinco meses como ministra. Además, el reconocimiento de su memoria no resuelve la pobreza y la discriminación que enfrentan los peruanos negros. Jhoel Herrera, jugador negro del Real Garcilaso, por ejemplo, fue blanco de insultos raciales, y su madre fue atacada cuando intentó defender a su hijo.

Activistas contra el racismo tuvieron que demandar un personaje de cara negra llamado “Negro Mama” del programa de TV semanal “The Humor Special” transmitido por Frecuencia Latina. En noviembre de 2010 un tribunal exigió que el canal se disculpara con los afroperuanos; pero solo en agosto de 2013, cuando el gobierno multó al canal con $ 27,000 por continuar transmitiendo parodias de Negro Mama, fue que desapareció por fin el personaje ofensivo.

En 2011, la Defensoría del Pueblo del país declaró que los ciudadanos peruanos de ascendencia africana se encontraban en un estado de “vulnerabilidad, aplazamiento e invisibilidad”, con consecuencias para su salud, educación y derechos humanos.

El Banco Mundial observó que cerca del 70% de los tres millones de afroperuanos no buscan atención médica por temor a la discriminación. Se estima que el 27% sufre problemas crónicos de salud; y en la ciudad de Piura, por ejemplo, una cuarta parte de los niños negros no están matriculados en la escuela. La mitad de los afroperuanos encuestados dicen que han sido insultados al menos una vez en la calle, el 40% se ha sentido discriminado en su lugar de trabajo o en las tiendas2.

La pregunta étnica

El censo nacional del Perú contó a la comunidad afroperuana en 1940, se tuvo que esperar hasta 2017 para tener datos más precisos. Sólo el 3.6% se reconoció como “negro, moreno, zambo, mulato, pueblo afroperuano o afrodescendiente”, con los departamentos de Tumbes, Piura, Lambayeque y La Libertad con los porcentajes más altos. Los resultados ponen en evidencia una grave diferencia en educación, con un analfabetismo del 6%, 2.2 puntos por encima del grupo mayoritario. También permiten apreciar que la mayoría de los afroperuanos no pasa de la secundaria, con un 5% por encima de los mestizos7.

NOTAS

1 Traveling & Living in Peru. Afro-Peruvian culture recognized by Unesco (finally). Diciembre 16 de 2019. Tomado de RPP Noticias. Las danzas Hatajo de Negritos y Las Pallitas ya son Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Lima, diciembre 12 de 2019.

2 Aidi, Hisham. Peru celebrates black history month. Doha, Qatar: Al Jazeera, junio 17 de 2015.

3 UNESCO y Ministerio de Cultura de Perú. ‘Hatajo de Negritos’ and ‘Hatajo de Pallitas’ from the Peruvian south-central coastline

. YouTube: diciembre 12 de 2019.

4 Unesco – Patrimonio Cultural Inmaterial. El ‘Hatajo de Negritos’ y ‘Las Pallitas’, danzas del sur de la costa central del Perú. [Si falla, usar el caché]. 14a Sesión del Comité de Salvaguardia del PCI. Bogotá, diciembre 9-14 de 2019.

5 Unesco – PCI. Treinta y cinco nuevos elementos inscritos en la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia. Bogotá, diciembre 13 de 2019.

6 Ma, Eve A. El hatajo de negritos de Peru – una celebración navideña afroperuana.Vimeo, diciembre 3 de 2015.

7 Instituto Nacional de Estadística e Informática, INEI. Perfil Sociodemográfico del Perú 2017. Lima, agosto de 2018.

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