Barco Hospital La Esperanza visto desde atrás en un muelle de Buenaventura, Colombia.
soydebuenaventura.com

El presidente César Gaviria le dio el zarpe a su buque, dedicado a la salud de los pueblos de bien adentro de los ríos del Pacífico colombiano. Lo creó, sin apoyo del estado, el médico Emiro González Paz, homenajeado en el mes de octubre de la primera edición del Almanaque Afro Ñakati, con este texto:

El gran filántropo: fue médico, futbolista, político, bombero y gestor cultural; creó el barco-hospital La Esperanza, buque dotado de equipos médicos que dedicó por años a jornadas de promoción de salud en poblaciones apartadas del Pacífico desde 1992. Realizó más de 25 mil consultas en más de 180 viajes, desde Buenaventura hasta pueblos del litoral pacífico como Yurumanguí, Ceibito, San Antonio y Bajo San Juan.

4 funcionarias africanas de salud, 2 de pie y 2 sentadas, miran con interés el contenido de 2 jeringuillas. Sobre la mesa al lado, se ven cajas, un con el nombre -Rotarix- y otra que dice -Helmject-. Detrás de ellas se ven mujeres con bebés en los brazos, visten turbante sencillo y ropas de colores.
LaVanguardia.com

El primer caso documentado de VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) fue el de un cazador en el Congo-Kinshasa en 1959, probablemente al cocinar o capturar un simio ya infectado. Ese sería el salto del virus, antes solo en animales, al humano. Solo se le identificó 20 años después, gracias a que su sangre se congeló como muestra de una enfermedad desconocida. Otra fuente asegura que la primera epidemia de este tipo se dio en la misma Kinshasa en los 70; de ahí se habría extendido hacia África oriental y luego a la centro-occidental. Hubo otros casos, el de un joven afroestadounidense (1969) y el de un marinero noruego (1976), que terminaron en muerte. Después se reconoció el VIH a través muestras de tejido.

Alarma mundial

Pero lo que le dio la fama internacional e inició su combate global fue una publicación del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC). Reportó casos de una variante desconocida de neumonía que atacaba hombres jóvenes sanos y un pico de un cáncer oportunista en la piel de hombres gay en Nueva York. La enfermedad continuó su extensión por el continente africano debida a carencia de información y terapias efectivas. El AZT solo se empezó a usar en 1998 y un año después en Botswana para prevenir el contagio madre-hijo. Tuvo que esperarse hasta el 2000 para que la presión sobre las farmacéuticas hiciera posible el uso de drogas genéricas producidas en India, Brasil y otros lugares. Países del centro y sur de África lograron tratar a la mayoría de su población afectada, pero la epidemia afectó el continente de forma severa. En la actualidad se ensaña con las personas dedicadas al trabajo sexual y el coronavirus incrementó los riesgos para personas clave.

Los datos sobre la población afrodescendiente en América Latina precisa mejorar el uso de la etnicidad como variable, sensibilizarse con las diferencias culturales, crear políticas públicas que consideren las necesidades de estas poblaciones y aplicar un enfoque intercultural en salud para garantizar su acceso a la salud.