El 2 de mayo del 2002 ocurrió uno de los hechos más tristes de la historia del Chocó, un acontecimiento que quedaría en la historia para siempre y que ha dejado huellas imborrables en aquellos que lo presenciaron: Decenas de personas fueron asesinadas en la iglesia de Bellavista (casco urbano del municipio de Bojayá): el lugar que se considera más seguro para los católicos; niños y niñas, algunos sin nacer, mujeres y hombres todos indefensos sufrieron las consecuencias de un cilindro bomba utilizado en un enfrentamiento entre paramilitares de las AUC y guerrilleros de las FARC, 48 eran menores de edad, aproximadamente 80 personas en total.
Duele escuchar testimonios de personas que aseguran que los enfrentamientos se estaban realizando desde mucho tiempo atrás, que ya habían muchos muertos y que el gobierno y sus fuerzas armadas ya tenían conocimiento de los hechos, ¿Porqué no hicieron nada?¿Porqué esperaron que ocurriera la masacre para llegar al lugar? son preguntas que no tienen explicación para quienes se consideran colombianos y ven que su ejercito quien esta para protegerlos no lo hace, que su gobierno tan solo hace como si no existieran.
De acuerdo al libro “Bojayá la Guerra Sin Límites” la masacre fue un crimen de guerra donde hay recriminaciones recíprocas y responsabilidades negadas. 20 años después, la situación no ha cambiado, los grupos armados continúan atormentando a la comunidad, la seguridad es una utopía, y a pesar de que las personas están rodeadas de un paraíso selvático donde abundan ríos y quebradas, abundante vegetación con flora y fauna que no existe en otros lugares del planeta, la situación para su gente es terrible.
Con motivo de la conmemoración de los 20 años del terrible hecho, los habitantes de Bojayá realizaron actos de duelo, uno que parece no terminar a pesar de sus dos décadas, con ellos estuvo el comisionado de la Comisión de Esclarecimiento de la Verdad, Leyner Palacios quien es sobreviviente de aquella masacre y quien desde entonces lucha por entender lo que ocurrió y ayudar a sus demás paisanos a que en algún momento por fin llegue la paz a esta comunidad, también acompañaron el evento representantes de ONG´s, del gobierno y una delegación de la Pastoral Afro de Cali con su delegado el pbro. Venanzio Mwangi I.M.C como parte de la comisión encabezada por su arzobispo Monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía.
Durante los actos se escucharon graves acusaciones, los cantos y lamentos de las cantadoras recrearon la eterna tristeza del pueblo con un clamor que nunca es escuchado: reclutamiento forzado, violaciones, asesinatos y suicidios y un gobierno que solo desconoce en la práctica que Bojayá también es Colombia.
Escuche a continuación las declaraciones de Leyner Palacios, Comisionado CEV.
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