La edición brasileña de la revista Forbes dedicó un artículo a la madre de Robert Prevost, hoy papa León XIV. El nombre de ella era Mildred Agnes Martínez y la gente la llamaba Millie. Era hija de Joseph Martinez, nacido en Haití, y Louise Baquié, que también tenía raíces similares. Vivieron en el Séptimo Distrito de Nueva Orleans, un barrio de mayoría afrodescendiente, en esta ciudad donde se mezclan los orígenes francés, africano y caribeño.
La madre de Robert Prevost nació y creció en Chicago, en un hogar que acogía la fe; dos de sus cinco hermanas, por ejemplo, se consagraron como religiosas. Se casó con Louis Prevost, veterano de la II guerra mundial, cuando ella ya era mayor de 30 años, algo poco común para la época. Era una mujer educada, se graduó en Bibloteconomía y terminó una Maestría en Educación. Julie Bosman, en el New York Times, resalta que Millie gustaba de las pequeñas obras de teatro y se destacaba a la hora de cantar el Ave María. Era una de esas mujeres que hacen posible la vida parroquial; ella y su marido se aseguraron de que la Parroquia tuviera una biblioteca y disfrutara lo mejor de la cocina creole.
El diario Clarín de Argentina tituló “Tenemos un papa negro y latino” por sus cuatro bisabuelos maternos afro y la afiliación de los criollos con la herencia latina. También por su padre, Louis Marius Prevost, descendiente de franceses e italianos, que era profesor y catequista.

Chicago es la ciudad donde crecieron sus 3 hijos; Robert es el menor. La capital de Illinois es una de las ciudades con mayor población afro del continente, con más 769 mil afrodescendientes, que representan el 28,5%. Está bien por debajo de Rio de Janeiro (54,3%) y por encima de Cali (14,6%, *si se siguen los datos del Dane*). Ahí vivió Barack Obama por 20 años, de ella es nativa su esposa Michelle y en ella despegó su carrera política.
Louis, el segundo hermano del papa, comenta que, mientras los mayores jugaban a soldados y policías, Robert les preguntaba si podía darles la comunión: desde pequeño le gustaba la idea de ser sacerdote. Años más tarde, cuando consolidó su vocación, una de las que más lo celebró fue su madre Millie.
Se ordenó el 3 de noviembre de 1982, día de san Martín de Porres. El segundo nombre de su hermano Louis también es Martin, en honor al santo afrodescendiente. Ya era devoto del santo mulato limeño por herencia, antes de llegar a Perú.
La orden de los agustinos fue importante para que diera el paso definitivo, con su espiritualidad de comunión, diálogo, contemplación y acción. Toma su nombre de san Agustín de Hipona, doctor de la Iglesia nacido en lo que hoy es Argelia, al norte de África. Hace parte de ella hasta hoy.
Lo enviaron, al poco tiempo de ordenado, a Chulucanas, en Perú, y luego a Trujillo. El papa Francisco lo nombró obispo de Chiclayo, en una de las áreas de la costa peruana donde muchos se reconocen como afrodescendientes. Celebró en la capilla de Yapatera, el pueblo que más se reconoce como afro en el país, y tiene allí una ahijada. También conoció el trabajo del Museo Afroperuano de Zaña, a sólo 1 hora de Chiclayo.

Avanzó con rapidez en la orden y visitó varios países africanos, como Kenia, Tanzania y Congo. Los contactos que logró, y en su posterior trabajo en el Vaticano en el Dicasterio para los Obispos, le ayudaron en el camino al papado.
Otra influencia importante es la del papa León XIII, de quien tomó el nombre. Este pontífice italiano promovió la acción misionera en África, el respeto a la dignidad humana desde la Doctrina Social de la Iglesia y condenó la esclavitud en dos encíclicas. En *In plurimis* (“Entre las numerosas”) celebró su abolición en Brasil y recordó las múltiples defensas de la libertad humana en la Biblia y los documentos eclesiales.
No es de extrañar que las asociaciones negras católicas de Estados Unidos esperen un impulso a las canonizaciones de santas y santos afro nacidos en su país. ¡Grande sería el avance si logra dignificar las relaciones entre Haití y sus vecinos más ricos!
Este artículo fue publicado por primera vez en el no. 294 del Año XXXIV de La Voz Católica. En este enlace puedes consultar la edición completa de este periódico de la Arquidiócesis de Cali.
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